tag:blogger.com,1999:blog-9540153826168161052024-02-08T05:52:52.430-08:00Detrás de una Verja de LanzasEste Unipersonal fue interpretado por primera vez por el actor Carlos Juárez, Premio Estrella del Mar al mejor actor marplatense.
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Detrás de una Verja de Lanzas es una pieza teatral cuyo objetivo es introducir al mundo de Borges al público que no ha tenido contacto con su obra. Los escritos de la pluma del propio Borges que matizan este unipersonal, no se reproducen en su totalidad por razones de derechos de autor, apareciendo sólo el principio y el final de cada texto o poema.Unknownnoreply@blogger.comBlogger1125tag:blogger.com,1999:blog-954015382616816105.post-71281432810246098522007-07-24T12:02:00.000-07:002009-07-29T01:29:43.308-07:00Detrás de una Verja de Lanzas<span style="font-weight: bold;font-family:verdana;font-size:85%;" >(Monólogo Teatral de Luis Alberto Lecuna)<br /><br /></span><span style=";font-family:verdana;font-size:85%;" ><span class="fc">© Luis Alberto Lecuna<br /></span><span class="fc">© Pueblo Blanco Producciones Culturales</span></span><br /><br /><span style="font-style: italic;font-family:verdana;" >Escenografía austera. En primer plano, un escritorio pequeño con varios volúmenes de libros “prolijamente desordenados”. Detrás, una biblioteca atiborrada de libros o decorado que la represente. Hacia a un costado, una verja de lanzas. En el otro costado, un mueble con un gran espejo.</span><br /><span style="font-style: italic;font-family:verdana;" >Un único actor interpreta a Borges, a “Su Majestad El Lenguaje”, y a diversos personajes salidos de la pluma borgesiana.</span><br /><span style="font-style: italic;font-family:verdana;" >Una vez instalado el público, comienza a escucharse la voz de Borges durante un tiempo prudencial. Luego se apagan lentamente las luces para permitir el subrepticio ingreso del actor, que se ubicará sentado frente al escritorio y al público.</span><br /><span style="font-style: italic;font-family:verdana;" >Al encenderse lentamente las luces, se observa al actor pensativo, con una mano sobre la cabeza y otra acariciando distraídamente los libros que hay sobre el escritorio. Conforme se prenden las luces se va apagando la voz de Borges.</span><br /><span style="font-family:verdana;"><br /><br /><span style="font-weight: bold;">Borges:</span> -Mi infancia fue... la biblioteca de mi padre...Una biblioteca de innumerables volúmenes ingleses: Kipling, Wells, Stevenson...y también, curiosamente, Ascasubi....</span><br /><span style="font-family:verdana;">Allí leí, a hurtadillas, el “Martín Fierro”, que se veía como una lectura guaranga en aquella época... Y también leí Facundo... y a los clásicos griegos...</span><br /><span style="font-family:verdana;">Mi infancia está en Buenos Aires y en el campo...</span><br /><span style="font-family:verdana;">En Fray Bentos...</span><br /><span style="font-style: italic;font-family:verdana;" >(Se levanta lentamente y deambula por el ambiente hasta detenerse frente a la verja)</span><br /><span style="font-family:verdana;">…Lo cierto es que me crié en un jardín detrás de una verja de lanzas, en una casa con un amplio patio, y en una biblioteca de la cual nunca he salido...</span><br /><span style="font-family:verdana;">Buenos Aires, Ginebra, Madrid, Inglaterra, Estados Unidos, Montevideo, y otra vez Buenos Aires... países o ciudades que tan sólo son una prolongación de esta biblioteca de la que nunca he salido...</span><br /><span style="font-family:verdana;">Sin trasponer estas rejas, los libros, los sagrados libros me permitieron acceder al universo...</span><br /><span style="font-family:verdana;">Por eso, si debo rescatar algo, si estos ojos sin luz hurgaran en mi interior, encontrarán pocas cosas que me acercaron a la felicidad: los años vividos en las casa de mi infancia, los días de campo en Argentina y Uruguay, el placer inmenso de acceder a la palabra, el escaso mérito de dar apariencia erudita a mis divagaciones, y sobre todo, los libros, los libros, los sagrados libros...</span><br /><span style="font-family:verdana;">.........................</span><br /><span style="font-style: italic;font-family:verdana;" >(Con una capa, un libro y papeles sueltos en una mano, un teclado de ordenador debajo del brazo, una pluma fuente en la otra mano, aparece… <span style="font-weight: bold;">Su Majestad, El Lenguaje</span>:)</span><br /><br /><span style="font-family:verdana;">- Señoras y señoooooores!!</span><br /><span style="font-family:verdana;"><span style="font-style: italic;">(Dirigiéndose a alguien del público)</span> A Ud., bella dama de azul, de mirada inescrutable, a Ud., caballero atento y expectante, (etc.)</span><br /><span style="font-style: italic;font-family:verdana;" >(interrumpiéndose a sí mismo)</span><br /><span style="font-family:verdana;">Ante todo, quiero agradecerles el gozar inmerecidamente de vuestra atención, para adentrarlos a través de la magia simbólica de lo que represento, en el sutil e inconmensurable mundo de...</span><br /><span style="font-family:verdana;">¿Cómo? ¿Que quién soy?..</span><br /><span style="font-family:verdana;">Pues bien, a eso iba...</span><br /><span style="font-family:verdana;">...A vuestros ojos sorprendidos ante tanta verborrea puedo ser el mismísimo universo, el implacable “Señor Tiempo”, o la simbolización alborotada de un instante, de un solo instante en el devenir de la historia de la humanidad, que cada uno de ustedes, con sus sentimientos y cotidianas actitudes contribuyen, sin saberlo, a escribir...</span><br /><span style="font-family:verdana;">Señoras, señores....</span><br /><span style="font-style: italic;font-family:verdana;" >(Comienza a hablar con rapidez y gesticulando)</span><br /><span style="font-family:verdana;">Convengamos, finalmente, en que soy parte de lo antedicho y parte de la nada, tan sólo un minucioso y verborrágico maestro de ceremonias que intentará la absurda tarea de introducirlos en el mundo de alguien que elevó mi Reino a cumbres insospechadas, a universos impensados, a mundos sublimes...</span><br /><span style="font-style: italic;font-family:verdana;" >(Ahora habla a un ritmo normal)</span><br /><span style="font-family:verdana;">Me refiero obviamente, a ese paradojal poeta ciego, genial hasta lo imposible, irónico hasta el sarcasmo, erudito como pocos, que tanto hizo por mí y por mi reinado...</span><br /><span style="font-family:verdana;">¡Ciclópea tarea la mía, y sin lugar a dudas pasible de ser coronada con el más exitoso... de los fracasos... Porque, ¿quién nos puede asegurar que en los escasos minutos que dispongo (más escasos aún si los comparamos con la vasta eternidad) llegaré a lograr el absurdo cometido de que ustedes descubran a Borges, conozcan a Borges, reciban el mensaje, la secreta relevación que existe en cada uno de estos objetos sagrados...</span><br /><span style="font-family:verdana;">¿Como? Ah!... Aún insisten en saber quien soy... Digamos que soy un muro entre ustedes y la realidad... Soy alguien inepto para que usted... o usted... o usted, logren comprender el universo. Soy nada más y nada menos que una arbitraria y antojadiza combinación de símbolos, soy la creatividad, soy quien les invita a renunciar a toda aspiración a la verdad, y les propone encontrar la felicidad... o al menos una de las formas de la felicidad, entregándonos al juego de la Literatura...</span><br /><span style="font-family:verdana;">Claro... con esa temible profesora que le tocó en desgracia en el colegio... Usted me mira perpleja y desconfiada... La Literatura nunca le deparó felicidad alguna, más bien al contrario, fue un suplicio…</span><br /><span style="font-family:verdana;">Pero yo le sugiero... les sugiero, que cerremos los ojos y aceptemos la posibilidad de que la palabra puede irradiar belleza, que nos puede deparar un gran placer, que al igual que los sonidos, la arcilla o el color en manos de un músico, un escultor o un pintor, nos puede ayudar a llenar el vacío de la realidad con belleza, con placer, con libertad...</span><br /><span style="font-family:verdana;">Señoras, señores, les invito a entrar en el mundo de Jorge Luis Borges...</span><br /><span style="font-family:verdana;">¿Cómo dice? Por supuesto... ¡Acertó!</span><br /><span style="font-family:verdana;">Yo soy su Majestad...</span><span style="font-family:verdana;">¡El Lenguaje!</span><br /><br /><span style="font-style: italic;font-family:verdana;" >(Las Luces se apagan completamente. Al encenderse nuevamente, vemos al <span style="font-weight: bold;">actor</span> que abre el libro y lee detenidamente)</span><br /><span style="font-style: italic;font-family:verdana;" >Dice mientras va lentamente escribiendo:</span><br /><span style="font-weight: bold;font-family:verdana;" >Actor:</span><br /><span style="font-family:verdana;">“Si las páginas de este libro consienten algún verso feliz, perdóneme el lector la descortesía de haberlo usurpado yo, previamente.</span><br /><span style="font-family:verdana;">Nuestras nadas poco difieren: es fortuita la circunstancia de que seas tú el lector de estos ejercicios, y yo su redactor”</span><br /><span style="font-family:verdana;">Así prologaba Borges su primer libro, “Fervor de Buenos Aires”, trescientos ejemplares costeados por su padre, y distribuidos estrictamente en los distraídos abrigos de sus amigos, habitués de percheros de los cafés donde solían reunirse en memorables encuentros donde se mezclaban la metafísica con el delirio, las profundas discusiones con el envidiable humor de Macedonio Fernández.</span><br /><span style="font-family:verdana;">Luego vendrían los otros libros... y otros cielos... “Luna de enfrente”, “Cuadernos San Martín”, “Evaristo Carriego”, “Discusión”, Suiza, España... nuevos libros y nuevas ciudades... “Historia Universal de la Infamia”, “Historia de la Eternidad”, “Ficciones”, “El Aleph”, “Otras Inquisiciones”... El mundo entero, la rehuída fama, infinitos premios y títulos que compensaron con creces una terca obstinación por negarle el premio Nobel, y finalmente, la acreditación reverente como la de ser el más importante literato de habla castellana de proyección universal...</span><br /><span style="font-family:verdana;">También llegaría el reconocimiento de sus compatriotas, que con persistente estulticia lo sindicaban de “extranjerizante”... ¡Borges!... ¡Cuántas idioteces se cometieron en tu nombre!... ¡Cuántos te atacaron si comprenderte, sin haber siquiera leído alguno de tus memorables relatos...</span><br /><span style="font-family:verdana;">Por eso Cortázar dijo en un poema:</span><br /><span style="font-family:verdana;">“Justo en la mitad de la ensaimada se plantó y dijo: “Babilonia”. Muy pocos entendieron que quería decir... “El Río de la Plata”...</span><br /><span style="font-family:verdana;">El Río de la Plata...</span><br /><br /><span style="font-style: italic;font-family:verdana;" >(Interpreta el poema Fundación Mítica de Buenos Aires)</span><br /><br /><span style="font-family:verdana;">¿Y fue por este río de sueñera y de barro /</span><br /><span style="font-family:verdana;">.......</span><br /><span style="font-family:verdana;">La juzgo tan eterna como el agua y el aire /</span><br /><br /><span style="font-style: italic;font-family:verdana;" >(Música de tamboriles)</span><br /><br /><span style="font-family:verdana;">El Río de la Plata...</span><br /><span style="font-family:verdana;">Buenos Aires..</span><br /><span style="font-family:verdana;">Montevideo...</span><br /><span style="font-family:verdana;">¡Montevideo!...</span><br /><br /><span style="font-style: italic;font-family:verdana;" >(Interpeta el poema Montevideo)</span><br /><br /><span style="font-family:verdana;">Resbalo por tu tarde como el cansancio</span><br /><span style="font-family:verdana;">-----------</span><br /><span style="font-family:verdana;">Calles con luz de patio.</span><br /><span style="font-family:verdana;">Montevideo...Montevideo...Montevideo...</span><br /><span style="font-family:verdana;">.................................</span><br /><br /><span style="font-style: italic;font-family:verdana;" >Se apagan las luces.</span><br /><span style="font-style: italic;font-family:verdana;" >Música muy suave, de fondo</span><br /><span style="font-style: italic;font-family:verdana;" >Se encienden las luces</span><br /><br /><span style="font-family:verdana;">A instancias de Victoria Ocampo, Borges conoce a un joven que influiría notablemente en su obra, y con el que crearían admirables páginas haciendo gala de un delirante humor y ejercitando incesantemente la inteligencia.</span><br /><span style="font-family:verdana;">Pareciera que cada uno hacía el esfuerzo por superar al otro, y lo conseguían, hasta ser ellos dos finalmente superados y dominados por el “tercer” escritor que habían inventado, quien ya tenía vida propia y un nombre: Don Honorio Bustos Domecq.</span><br /><span style="font-family:verdana;">Suárez Linch, otra mezcla de apellidos de sus ancestros, sería una nueva fórmula que los uniría al punto de no poder discernir qué parte del relato escribió cada uno.</span><br /><span style="font-family:verdana;">Los cuentos fantásticos, los relatos policiales, temas en los que Borges aplicaría su singular maestría, aparecieron en su obra a partir de la amistad con este jovencito, que no era otro que Adolfo Bioy Casares...VESTIMENTA, la delirante historia de Eduardo Bradford y el comisario retirado Silveira, es fruto de este “tercer escritor”, Don Honorio Bustos Domecq.</span><br /><br /><span style="font-family:verdana;"><span style="font-style: italic;">Aquí, el actor relata y personifica el cuento “Vestimenta”, de Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares (H.B.Domecq)</span></span><br /><span style="font-style: italic;font-family:verdana;" ><span style="font-weight: bold;">Máscaras:</span> La del protagonista, Eduardo Bradford, y la del comisario retirado Silveira:</span><br /><br /><span style="font-family:verdana;">Según se sabe, la compleja revolución comenzó en Necochea.</span><br /><span style="font-family:verdana;">.......</span><br /><span style="font-family:verdana;">Pionero en el martirologio de Sierra Chica, Bradford murió allí de bronconeumonía, sin más ropa que un traje a rayas dibujado sobre la carne enteca.</span><br /><span style="font-family:verdana;">............................................</span><br /><br /><span style="font-style: italic;font-family:verdana;" >Se oscurece la sala / Música /Se encienden lentamente las luces / El actor interpreta parte del cuento El Aleph:</span><br /><br /><span style="font-family:verdana;">...Arribo, ahora, al inefable centro de mi relato</span><br /><span style="font-family:verdana;">....................</span><br /><span style="font-family:verdana;">pero que ningún hombre ha mirado: el inconcebible universo.</span><br /><span style="font-family:verdana;">.....................................</span><br /><br /><span style="font-weight: bold;font-family:verdana;" >Actor:</span><br /><span style="font-family:verdana;">“Nadie rebaje a lágrima o reproche / esta declaración de la maestría / de Dios, que con magnífica ironía / Me dio a la vez los libros y la noche”.</span><br /><span style="font-family:verdana;">Con estos admirables versos Borges refleja la paradoja que experimentaba al ser nombrado Director de la Biblioteca Nacional, en la misma época que comenzaba a quedarse definitivamente ciego.</span><br /><span style="font-family:verdana;">Una paradoja que otros también habían vivido en carne propia y en el mismo rol: José Mármol y Paul Groussac, lo cual le hace reflexionar en el Poema de los Dones:</span><br /><br /><span style="font-family:verdana;">Algo, que ciertamente no se nombra /</span><br /><span style="font-family:verdana;">...............................</span><br /><br /><span style="font-family:verdana;">los mismos pasos en los mismos días.</span><br /><br /><span style="font-family:verdana;">Pero de modo alguno significó la ceguera un trauma para él. Fijémonos lo que pensaba al respecto:</span><br /><span style="font-family:verdana;">“Todo hombre - decía Borges- debe pensar que cuanto le ocurre es un instrumento; todas las cosas nos han sido dadas para un fin y esto tiene que ser más fuerte en el caso del artista. Todo lo que nos pasa, incluso las humillaciones, los bochornos o las desventuras, todo eso nos es dado como arcilla, como material para nuestro arte. Si el ciego piensa así, está salvado”.</span><br /><span style="font-family:verdana;">La ceguera lo lleva a desarrollar con maestría el verso rimado, amigo de la nemotecnia, de la capacidad auditiva...</span><br /><br /><span style="font-style: italic;font-family:verdana;" >(parte del poema El Ciego)</span><br /><br /><span style="font-family:verdana;">Lo han despojado del diverso mundo,</span><br /><span style="font-family:verdana;">...............</span><br /><span style="font-family:verdana;">Debo labrar mi insípido universo.</span><br /><br /><span style="font-family:verdana;">Borges tomó a la ceguera como quien recibe un atributo y no un castigo. No olvidemos la poderosa influencia que ejerció en él la imagen paterna.</span><br /><span style="font-family:verdana;">Su padre, abogado con aficiones literarias, le legó, además de la ceguera, ese escepticismo ante las cosas y la vida, que Borges supo engalanar con una fina ironía, con un profundo sarcasmo.</span><br /><span style="font-family:verdana;">Desde el punto de vista literario, la ceguera es incorporada a la temática borgesiana como un elemento más, sumado a otros símbolos recurrentes a lo largo de toda su obra, la mayoría de ellos ligados a ciertos traumas infantiles.</span><br /><br /><span style="font-style: italic;font-family:verdana;" >(Aquí, el actor personifica a <span style="font-weight: bold;">Borges</span>:)</span><br /><br /><span style="font-family:verdana;">...Detrás de esta verja de lanzas, de donde nunca he salido, encontrarán mis obsesiones, mis miedos, los temas de mis historias y relatos...</span><br /><span style="font-family:verdana;">Allí está mi rostro, infinitamente multiplicado en los espejos de mi habitación, y nuevamente repetido en los bruñidos muebles de caoba...</span><br /><span style="font-family:verdana;">Y más allá, el lugar donde la abuela Ann nos inventaba cuentos de animales salvajes, especialmente de tigres, de dorados tigres...</span><br /><span style="font-family:verdana;">Y más allá aún, en el “pequeño convento de los pájaros”, esa inmensa palmera bajo la cual inventé junto con mi hermana Norah juegos, ajenas historias y personajes que cobraron vida en nuestra imaginación.</span><br /><span style="font-family:verdana;">También estaban las rosas, las rosas profundas y tenues...</span><br /><span style="font-family:verdana;">Y aquí, en la biblioteca, vi por primera vez, un libro con un grabado en acero de las siete maravillas del mundo... entre ellas, el laberinto de Creta...</span><br /><span style="font-family:verdana;">El laberinto ha sido para mí siempre el símbolo inequívoco de la perplejidad... Un edificio construido para que alguien se pierda...</span><br /><br /><span style="font-family:verdana;">Para darle mayor dramatismo, el actor va al cajón y extrae un puñal, y se acerca al público:</span><br /><br /><span style="font-style: italic;font-family:verdana;" >(El actor interpreta el poema El Puñal)</span><br /><br /><span style="font-family:verdana;">También aquí, en un cajón ... hay un puñal...</span><br /><span style="font-family:verdana;">Fue forjado en Toledo, a fines del siglo pasado.</span><br /><span style="font-family:verdana;">........................</span><br /><br /><span style="font-family:verdana;">Tanta dureza, tanta fe, tan impasible o inocente soberbia, y los años pasan, inútiles.</span><br /><br /><span style="font-style: italic;font-family:verdana;" >(El actor interpreta el poema La Trama)</span><br /><br /><span style="font-family:verdana;">Para que su horror sea perfecto, César,</span><br /><span style="font-family:verdana;">.................</span><br /><span style="font-family:verdana;">Lo matan y no sabe que muere para que se repita una escena.</span><br /><br /><span style="font-family:verdana;">Puñales...espadas...laberintos...tigres...rosas...espejos...</span><br /><br /><span style="font-style: italic;font-family:verdana;" >(El actor interpreta el poema Al Espejo)</span><br /><br /><span style="font-family:verdana;">¿Por qué persistes, incesante espejo? /</span><br /><span style="font-family:verdana;">...........................</span><br /><span style="font-family:verdana;">y luego a otro, a otro, a otro...</span><br /><br /><span style="font-weight: bold;font-family:verdana;" >Actor:</span><br /><span style="font-family:verdana;">¿Y qué podemos decir de las ideas políticas de Borges?</span><br /><span style="font-family:verdana;">Dejando de lado la estupidez de quienes pretenden juzgar a un hombre de letras por su manera de pensar o su ideología política en vez de apreciar su obra como escritor, podríamos decir que Borges, a lo largo de su prolongada vida, abarcó todo el calidoscopio del pensamiento humano para hacer, finalmente, y a pesar de su hereditario anarquismo spenceriano, su agnosticismo, y su escepticismo, una sentida defensa de la democracia como forma de gobierno...</span><br /><span style="font-family:verdana;">Pocos saben de la afinidad juvenil de Georgie con el ideario del radicalismo, muchos saben su posterior afinidad con el conservadorismo, también es conocida su aversión por ciertas prácticas demagógicas y populistas de quienes oportunamente lo nombraron “inspector de aves de corral”, pero lo que muy pocos saben, es que el joven Borges, adhirió con estos sentidos versos al revolución rusa:</span><br /><br /><span style="font-style: italic;font-family:verdana;" >(El <span style="font-weight: bold;">actor </span>interpreta el poema Rusia)</span><br /><br /><span style="font-family:verdana;">“La trinchera avanzada es en la estepa un barco al abordaje con gallardetes de hurras/</span><br /><span style="font-family:verdana;">..................</span><br /><span style="font-family:verdana;">bayonetas que portan en la punta las mañanas”</span><br /><br /><span style="font-family:verdana;">Finalmente, y como tratando de llegar a la esencia de todas las cosa, llegó a decir:</span><br /><span style="font-family:verdana;">“..Creo que la felicidad es mucho más importante que la política o nuestras opiniones.</span><br /><span style="font-family:verdana;">Después de todo las opiniones son más bien egoístas y la felicidad, si podemos lograrla, es esencial para el ser humano.</span><br /><span style="font-family:verdana;">Y si no la felicidad, al menos la esperanza de la felicidad.</span><br /><span style="font-family:verdana;">Cuando estoy escribiendo un cuento, creo que no debería permitir que mis opiniones se inmiscuyan. Porque los cuentos y poemas son sueños, y los sueños, por supuesto, son más importantes que las opiniones...”</span><br /><br /><span style="font-style: italic;font-family:verdana;" >(A continuación el actor relata el “Episodio del Enemigo”)</span><br /><br /><span style="font-family:verdana;">“Tantos años huyendo y esperando y ahora el enemigo estaba en mi casa.</span><br /><span style="font-family:verdana;">…………………….</span><br /><br /><span style="font-family:verdana;">“Y así lo hice”</span><br /><br /><span style="font-style: italic;font-family:verdana;" >(Se apagan las luces)</span><br /><br /><span style="font-style: italic;font-family:verdana;" >(Se encienden las luces)<br /><br /></span><span style="font-family:verdana;"><span style="font-weight: bold;">Actor:</span></span><span style="font-style: italic;font-family:verdana;" ><br /></span><span style="font-family:verdana;">No existen fórmulas mágicas, ni claves secretas para entender a Borges, para acceder a su espíritu atiborrado de lecturas memorables, para compartir su persistente preocupación por la excelencia del lenguaje...</span><br /><span style="font-family:verdana;">Simplemente, debemos disponernos de manera cómplice a gozar plenamente de su genio literario, a disfrutar de sus bromas evidentes y ocultas a lo largo de innumerables relatos, a ratificar junto a él se sentimiento patriótico, que va mucho más allá del mero nacionalismo, o estremecernos con su sensibilidad capaz de humanizar hasta lo abstracto, a comprender que ante todo, la literatura fue para Borges un ejercicio lúdicro, una diversión infinita...</span><br /><span style="font-family:verdana;">Borges gozaba leyendo y gozaba escribiendo, inventando citas de bibliografías inexistentes y mezclándolas con otras verdaderas.</span><br /><span style="font-family:verdana;">Por eso, el supuesto velo intelectual que se interpone entre Borges y el lector es más ficticio que real...</span><br /><span style="font-family:verdana;">Cierta vez le preguntaron, eruditamente, cómo definiría él su técnica de composición literaria. Borges, dueño irónico del lenguaje y de las pausas, hizo “como que pensaba”, para contestar luego:</span><br /><span style="font-family:verdana;">“- Digamos que estoy a mitad de camino entre Alfred Hitchcock... y los hermanos Marx."</span><br /><span style="font-family:verdana;">Su vida, fue una vida literaria, una vida de conciencia de las palabras y de lo que hay detrás de ellas: ritmos, entonaciones, sensibilidad, cadencias, etimologías...</span><br /><span style="font-family:verdana;">Algo me dice que quizás, muchos de ustedes, despojados de prejuicios, sabrán admirar a este líder de una revolución triunfante, maestro de maestros, creador de un enriquecido lenguaje castellano.</span><br /><span style="font-family:verdana;">Pareciera que los Americanos del Sur, vivimos apresados en un terrible laberinto, como ratificando aquella desgraciada frase que alguien estampó como una lápida: “América Latina es la región del futuro... y siempre lo será...”</span><br /><span style="font-family:verdana;">Borges, por encima de los absurdos enfrascamientos, nos ha dado una salida de este complicado laberinto: la persistente y obsesiva lucha de nuestro espíritu contra los obstáculos, hasta lograr la plena expresión de nuestra singularidad americana.</span><br /><span style="font-family:verdana;">Como Borges en la Literatura, también nosotros habremos llegado a la excelencia, cuando logremos lo que él hizo con su obra: imponernos un orden, abrir nuestra imaginación, responder a cada uno de los problemas sociales, políticos, económicos... con la verdad… con la rectitud… que son las formas del Amor al próximo.</span><br /><span style="font-family:verdana;">En síntesis, ser humanos y hacer con y para los demás, para nunca más tener que padecer todos y cada uno, el oprobioso castigo que dimana del individualismo y del espíritu de autodestrucción inherente a nuestra especie…</span><br /><br /><span style="font-size:85%;"><span style="font-weight: bold;font-family:verdana;" >Telón</span></span>Unknownnoreply@blogger.com0